extraño
Los lenguajes especializados sentidos como una amenaza cuando desbordan sus límites y el hablante que no los domina tiene que vérselas con ellos. Es decir, cuando esos lenguajes ocupan los lugares que sólo tendrían que pertenecer a la lengua común, la asamblea, los tribunales, el corazón mismo de la polis; los lugares donde se dirimen precisamente las cosas comunes y donde también está en juego lo particular y más importante, la propia vida y la propia muerte. Sócrates declara que es extraño al lenguaje que se habla allí, en el tribunal que le juzga (Apología, 17d), y que, como si fuese un extranjero, hablará en la lengua de su país, que (paradójicamente) no es otra que la utilizada a diario en sus conversaciones con los ciudadanos de Atenas.
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