el alma inadvertida
Leía en Cioran la enésima comparación entre Bach y Haendel, pero yo no tenía musical la mañana. Por la noche, concierto de piano, pero tampoco era musical mi noche. El alma inadvertida seguro que se entretenía con otras cosas; con sucesiones inconsistentes, sin ritmo y sin alma, y con imágenes apenas esbozadas, sin melodía ni líneas claras. Sólo la pasión nos devuelve la música y sólo la pasión nos hace evidente el alma; pero no había pasión y pasaba desapercibida el alma.