10 octubre 2007

ventana

¿Qué veo a través de ella? Por la tarde y a lo lejos, una palmera agonizante; de noche, una farola mortecina. En el mejor de los casos: por la tarde y de cerca, un mirlo de rama en rama; de noche, una farola que no se ve.

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14 Comments:

Blogger FPC said...

¿Y desde el otro lado de la ventana? ¿Qué ven el mirlo, la farola mortecina, la palmera? ¿Qué verían los que miraran esa, y no otra, ventana?
Saludos.

10 octubre, 2007  
Blogger samsa777 said...

Me recuerda a Pessoa.

Muy hermoso.

10 octubre, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Con las luces encendidas, fpc, el mirlo, la farola y la palmera verían que los miro y, en el mejor de los casos, cómo preparo un café. Con las luces apagadas, nada. ¿Si se tratase de personas? Nada, porque no pueden ver esa ventana. Tendrían que ser mirlos, palmeras o farolas.

10 octubre, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Me ha venido Leibniz a la memoria: “Las ‘mónadas’ no tienen ventanas”. ¿Y para qué habrían de tenerlas siendo cada una espejo del orden universal? En el “castillo interior” está todo. De eso sabe bastante tu poesía. La palmera, el mirlo, la farola… son una sombra circunstancial (y ahora me han venido de la mano Platón y Sócrates... ¡Qué pesado soy!)

10 octubre, 2007  
Anonymous Anónimo said...

¿Y qué pasó con aquellas rosas de las que nos hablabas?
Y la farola que no se ve, ¿es que ya se fundió, o es que te refieres a otra clase de farola?
Qué bonito el mirlo de rama en rama, cómo lo anima todo.

10 octubre, 2007  
Blogger Adaldrida said...

Cuando empecé a leer la entrada, pensé que la palmera se convertía en farola por la noche... estaría bien: alta y llena de luz.

10 octubre, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Cuando los elementos colaboran, Francisco, una ventana es lo más parecido a un cuadro.

11 octubre, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Son sombras circunstanciales, Antonio, pero, a poco que nos gane la extrañeza, acaban teniendo no sé qué de esencial.

11 octubre, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Crista, las rosas se ven desde otras ventanas y sólo si se quieren ver. Sin embargo, la palmera y la farola no se pueden evitar. Tampoco las ramitas con los mirlos, cuando a los mirlos les da por venir.

11 octubre, 2007  
Anonymous Anónimo said...

La palmera es altísima, Rocío, y tiene una especie de cabellera que siempre agita el viento, incluso los días que no hay viento.

11 octubre, 2007  
Blogger Jesús Beades said...

Sigo encandilado con Roma III (sííí, soy pesao con las cosas que me entusiasman, sí). Y ardo en deseos de tu recital con d'Ors.

12 octubre, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Yo también sigo en Roma III, Jesús.

12 octubre, 2007  
Blogger AFD said...

Le leí Roma III a mi mujer, y quedó conmovida de que todavía existan menores de edad (17) no tanto con la habilidad poética (que la notó, obviamente) sino con la profundidad de reflexión y sentimiento de María.

12 octubre, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Muchas gracias, Alfredo.

13 octubre, 2007  

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