recuerda
Pasado el tiempo, recuerda
que una mañana de otoño,
mientras me acercaba a Génova,
iba pensando en nosotros.
Los montes agonizantes
en el día luminoso
eran rojos como heridas
y eran rojos como el oro.
Recuerda el azul no visto
que veías por mis ojos
una remota mañana
de un inexplicable otoño.
(Porta Principe, octubre de 2003-Mutuelleville, junio de 2007)
que una mañana de otoño,
mientras me acercaba a Génova,
iba pensando en nosotros.
Los montes agonizantes
en el día luminoso
eran rojos como heridas
y eran rojos como el oro.
Recuerda el azul no visto
que veías por mis ojos
una remota mañana
de un inexplicable otoño.
(Porta Principe, octubre de 2003-Mutuelleville, junio de 2007)
Etiquetas: arte menor, italia
13 Comments:
Pues el poema, querido Julio, tiene esa desnudez, esa difícil sencillez en la que te mueves como pez en el agua. Y que los que amamos tu poesía agradecemos. Como yo amo haber descubierto hace poco poemas tan maravillosos -y de los que tanto estoy aprendiendo- como NO TENGO NADA DEL PONIENTE AL ORTO, EGISTO, LAS TRINCHERAS, LA FRONTERA MILENARIA, SAN PETERSBURGO, o SOBRE EL PÁRAMO INMENSO. Y los he descubierto como el que descubre una pepita de oro o un diamante en un río fangoso.
Pero tengo una duda con respecto a tu ubicación actual: ¿estás en Túnez o estás en Milán? ¿o estás en los dos sitios a la vez? Intento buscar información sobre ti y la poca que existe es confusa ¿Tienes escrito o previsto escribir algún libro de memorias o de diarios? Sería fabuloso leerte ahí.
Recuerdo el azul no visto, mejor y más azul que si lo hubiera visto.
Gracias.
Difícil facilidad la tuya. Maravilloso. Suscribo lo de TA: ¿dónde estás? ¿qué escribes ahora? Necesitamos saber...
¡Qué ritmo, Julio, qué espléndido ritmo de cierre, acabado/inacabado, como en los buenos romances que te dejan tiritando el alma!: “… una remota mañana / de un inexplicable otoño.”
Y no digo más, que luego me enrollo con dudosa elegancia.
Me encanta.
Verónica y Alfredo, ahora estoy en Túnez. Desde hace un año y medio vivo y trabajo aquí. Antes, pasé tres años en Milán; de ahí, la posible confusión. Siento defraudar, pero nunca he escrito diarios y no voy a escribir tampoco mis memorias. ¡Qué se le va a hacer! Son géneros que no frecuento demasiado como lector, aunque, a veces, me he encontrado con cosas muy interesantes. Lo más parecido a unos diarios de todo lo que he escrito son estas "Cuestiones naturales" y, evidentemente, tienen muy poco que ver con el género. ¿Qué escribo ahora? Si dijera que un libro de poemas, mentiría. Escribo algún poema de vez en cuando, como casi siempre; y dentro de unos años, si Dios quiere, cuando haya convivido lo suficiente con ellos, los juntaré y tendré un libro. ¿Qué quiero decir con esto? Que un poeta tiene que preocuparse de hacer poemas y despreocuparse de hacer libros. Os agradezco muchísimo vuestra generosa lectura.
Era un azul no visto porque lo veía para ti, Inexplicable.
Mil gracias, Antonio, pero sácame de mi ignorancia: ¿qué significa "acabado/inacabado"?
El trabajo no me ha dejado comentar recientemente, pero tengo que decirte que me llega el símbolo de que:
Las calles de Cartago ya fatigues.
un abrazo.
Me refería, en ese caso, al ritmo conceptual que, como en muchos romances tradicionales que se acaban y tú ves que se acaban, pero al mismo tiempo te parece que no puede ser así, que aquello sigue de una manera sutil que a ti se te escapa y que, precisamente, es lo que te deja tiritando, repitiéndote el final porque en cualquier momento crees que va a continuar de modo espontáneo. Es como las preguntas sin respuesta, que por mucho que te digan que no la tienen, no puedes dejar de hacértelas; y, además, son las más importantes.
Esto, junto con el ritmo métrico de los dos últimos versos, es lo que, en mi opinión, le da a este poema esa brillantez lírica.
Fantástico
De vez en cuando, fatigo esas calles, Alfredo. Son las mejores para pasear y pensar de todo Túnez. Bentornato!
Antonio, ojalá en mi poemilla hubiera algo de lo que dices. Si, en la llamada poesía culta, no sabemos muy bien decir qué es lo que nos conmueve, pero podemos intentar alguna aproximación; en la de tipo tradicional, cuanto más lo intentamos, más se nos escapa, porque su naturaleza es ésa: mostrarse y, después, o incluso a la vez, eludirnos.
Gracias, Francisco.
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