jerusalén en babilonia
Sólo el cáliz aislado y prisionero
le hace subir de nuevo a su montura
y recorrer la senda movediza.
De camino, pequeños altercados
lo desvían y alejan de su meta.
Teme que los ladrones le despojen
y da vueltas y vueltas sin sentido.
Intermitentemente, las mujeres
vienen a su memoria y, junto a ellas,
la ansiedad que erosiona el alma libre.
En las horas que duerme el entusiasmo
ve en las cosas la imagen de sí mismo:
se mira como un animal privado
de fin, como quien cae y como un ciego,
pero sigue, por más que desconozca
la razón que le mueve en este viaje
y no sepa nombrar la brisa pura
que sopla en la maraña de su alma.
Éstos son los estados del falsario,
el bosque de ahorcados que los ciñe,
la muralla de horror, y ésas, las torres,
la soberbia voraz y la ironía.
Está inerte: no da su capa a un pobre
ni se molesta en rebuscar monedas
por no tocar la mano que las pide.
Para tener un nombre niega el suyo
y le dejan pasar por la gran puerta.
Aunque nadie repara en él, se cree
que todos lo señalan y sonríen,
y, mientras la vergüenza se apodera
en su alma del gran hueco que abandona
la vanidad, olvida lo que busca.
(1986)
(Fragmentos de Europa, 1998, y Soy en mayo (Antología 1982-2006), Renacimiento, Sevilla, 2007)
le hace subir de nuevo a su montura
y recorrer la senda movediza.
De camino, pequeños altercados
lo desvían y alejan de su meta.
Teme que los ladrones le despojen
y da vueltas y vueltas sin sentido.
Intermitentemente, las mujeres
vienen a su memoria y, junto a ellas,
la ansiedad que erosiona el alma libre.
En las horas que duerme el entusiasmo
ve en las cosas la imagen de sí mismo:
se mira como un animal privado
de fin, como quien cae y como un ciego,
pero sigue, por más que desconozca
la razón que le mueve en este viaje
y no sepa nombrar la brisa pura
que sopla en la maraña de su alma.
Éstos son los estados del falsario,
el bosque de ahorcados que los ciñe,
la muralla de horror, y ésas, las torres,
la soberbia voraz y la ironía.
Está inerte: no da su capa a un pobre
ni se molesta en rebuscar monedas
por no tocar la mano que las pide.
Para tener un nombre niega el suyo
y le dejan pasar por la gran puerta.
Aunque nadie repara en él, se cree
que todos lo señalan y sonríen,
y, mientras la vergüenza se apodera
en su alma del gran hueco que abandona
la vanidad, olvida lo que busca.
(1986)
(Fragmentos de Europa, 1998, y Soy en mayo (Antología 1982-2006), Renacimiento, Sevilla, 2007)
Etiquetas: fragmentos de europa, jerusalén, soy en mayo
13 Comments:
He oído que tiempo atrás los rajas en la India, reacios a tocar a los intocables, reacios a la contaminación, mostraban sin embargo más fe que nosotros en aquello de "recibirás 100 veces más en una vida por venir", y les arrojaban monedas de oro y plata a los mendigos, sin tocarlos.
No eran San Francisco, pero al menos encontraban un camino medio para mostrar su caridad.
Sólo agradecer a CB que te conmoviera para cambiar la entrada, aunque la hermosa sacudida de la de hoy nos remueva otras tierras del alma. ¿O serán las mismas? ¡Civitas Dei… hominis civitas!
Pienso, Alfredo, que, si se evita tocar, no hay caridad. Y es lo que le sucede al protagonista del poema.
Antonio, le tengo cariño a este poema para siempre inacabado (inacabado y muy imperfecto, como el itinerario del alma).
Tienes razón. La prueba, que me vinieron a la mente al leer los versos.
Gracias, Julio, por la nueva entrada. Se agradece el detalle, muy caballeroso, ha quedado muy bonito.
(De nada, Antonio Azuaga, pero seguro que la estaba preparando y hemos tenido suerte. Y no es por quitarle mérito, sino por quitarme importancia: ya sabes que los poetas van a su aire y no se llevan muy bien con las peticiones del oyente).
Distracciones, temores, rodeos, ansiedad, soberbia, ironía, dureza, vanidad, vergüenza... así es cualquier itinerario que se precie. Pero, sobre la imperfección del paisaje, abrigadita en el centro del poema, ¡qué perfecta esa brisa pura que sopla en la maraña del alma!
Cristina, ¿qué sería de todos nosotros sin esa brisa pura? Pero me temo que el inacabado personaje del poema inacabado terminará enredándose en esa maraña y desperdiciará la Gracia.
No es por llevarte la contraria, pero yo no lo veo así.
Por cierto, ayer encontré un video de Battiato cantando una bellísima "Era de maggio"; pensé en el título de tu libro y en que quizá te gustaría oirlo. Aquí va la referencia (mientras aprendo eso del "pinche aquí"): YouTube - Franco Battiato "Era de maggio" LIVE
Classic old neapolitan song by Salvatore Di Giacomo (1885 ...
4min -
www.youtube.com/?v=S9rV5WebA30.
Gracias, Cristina.
"Torna maggio e torna 'ammore:
fa' de me chello che vuó'!"
(Salvatore Di Giacomo, Era di maggio)
Espléndido. La antología de Renacimiento todavía no está en Hiperión. Habrá que esperar.
Gracias, Dal. No creo que "Soy en mayo" tarde mucho en llegar a las librerías. Me consta que ya está en la Feria del Libro de Madrid.
¡Qué poema maravilloso! En cada endecasílabo fulgura una verdad, en toda su tristeza, pero también en toda su profundidad y en la esperanza que camina. Sus palabras trabajan, nos dicen, nos sobrecogen y previenen. Este poema sirve a la plegaria y la oración y es, él mismo, plegaria y oración. ¡Gracias por toda una obra inmensa!
Muchísimas gracias, Vladimir.
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