23 noviembre 2009

caja 43

Il Giorno, de Giuseppe Parini. Releo algunos versos y me imagino la Milán del dieciocho, el Corso, los palacios. Las baladas líricas de Wordsworth y Coleridge. Dentro, un recorte de una revista de Air France con el cuadro Suzanne au bain, de J.-B. Santerre, remoto origen de mi lirio en el agua. The book of Urizen, de Blake. Por más que lo he intentando (tres o cuatro veces) no consigo que me diga nada el extravagante mundo de este y otros libros suyos. Más cosas de Wordsworth. En uno de sus poemas leo esta invitación: “Enough of Science and of Art; / Close up those barren leaves; / Come forth, and bring with you a heart / That watches and receives.” Un corazón que vigile y reciba... El día, afuera, es la perfecta luz, pero vuelvo a las hojas yermas. La poesía completa de Rimbaud. Un libro de Linda M. Paterson sobre los trovadores y la sociedad occitana entre 1100 y 1300. Recuerdo que se me cayó en una calle muy sucia de Madrid; lo recogí con repugnancia y dejé de leerlo. Puede que ya esté recuperado de sus infecciones y que lo termine algún día. Las Poesie de Alessandro Manzoni. Los Versi de Vincenzo Monti. Scritture e scrittori del secoli VII-X, con el Indovinello veronese y los versos a la ciudad de Milán: “Haec est urbium regina”. Ricardo II, de Shakespeare. Los cuentos de la Alhambra. Teatro de Ibsen. Las poesías de Alvaro de Campos. La Historia de los Reyes de Britania, de Geoffrey de Monmouth. Las canciones de Guillermo de Aquitania y de Jaufré Rudel. The Prelude, de Wordsworth. Heine. Chéjov. Más Heine. Poemas de un poeta chino. Otelo. Las más bellas oraciones del mundo, que me regaló Heinrich Brackelmanns. Lo abro al azar y encuentro a Juan del Encina: “¿A quién debo yo llamar / Vida mía, / Sino a ti, Virgen María?” Rosario al sol, de Francis Jammes. Poesía portuguesa. La edición de María Jesús Viguera de Gala de Caballeros, Blasón de Paladines, de Ibn Hudayl. Teatro de Maquiavelo. Más Rimbaud. The Shadow-Line, de Conrad. La poesía de Goethe. La Biblia en España, de Borrow. Novelas y teatro de Camus. Libros de algunos poetas extranjeros actuales. La poesía española cada vez se parece más a la poesía extranjera traducida. Ecce homo, de Nietzsche. La edición de José María Micó de las Sátiras de Ludovico Ariosto. En otra caja debe de estar su estupenda traducción del Furioso. Narraciones de Poe. Las Horae Canonicae, de Auden. Amaneceres: al comienzo del poema de Parini, leía: “Sorge il mattino in compagnia dell’alba / (... ) a render lieti / Gli animali e le piante e i campi e l’onde”. En Auden: “The crow of the cock commands awaking (... ) Bright shines the sun on creatures mortal”. Debería volver a leer más poesía. Benito Cereno, de Melville. Recuerdos de un puerto muy al sur. El cementerio marino, de Valéry, con la curiosa traducción de Jorge Guillén. Wilde. Modern Love, de George Meredith. Poema a poema, Meredith va dando cuenta de cada gesto, de cada silencio y de cada palabra de su esposa, que se está enamorando de otro. Melancolía y algo de masoquismo. Más Wilde. Anábasis, de Saint-John Perse. Heart of Darkness, de Conrad. The Strange Case of..., de Stevenson. A Sentimental Journey, de Sterne. Proust. El Dostoyevski de Bajtin. Los papeles póstumos del Club Pickwick, de Dickens. Las Oraciones fúnebres, de Bossuet. Narraciones de Kafka. Poemas de Francis Jammes. Entre ellos, otra oración: “Par le petit garçon qui meurt près de sa mère / tandis que des enfants s’amusent au parterre; / et par l’oiseau blessé qui ne sait pas comment / son aile tout à coup s’ensanglante et descend, / par la soif et la faim et le délire ardent: / Je vous salue, Marie”. Debería volver a leer más poesía. Los Himnos a la noche, de Novalis. Y, más fuera de sitio que otros en esta caja, Generaciones y semblanzas, de Pérez de Guzmán; Reinar después de morir, de Vélez de Guevara; El vergonzoso en palacio, de Tirso de Molina, y Espejo de príncipes y caballeros, de Diego Ortúñez de Calahorra.

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8 Comments:

Blogger Olga Bernad said...

Gracias por dejarnos mirar en tus cajas.

23 noviembre, 2009  
Blogger Jesús Beades said...

Fíjate si seré poeta y vanidoso (valga la redundancia) que en cada caja contengo la respiración esperando un título mío. No lo digo en serio ¿eh? Pero es verdad.

Abrazo fuerte.

23 noviembre, 2009  
Anonymous Anónimo said...

Mínima errata: "de" por "the", en la cita de Auden.

Saludos.

23 noviembre, 2009  
Blogger julio martínez mesanza said...

Corregida. Gracias, Anónimo.

24 noviembre, 2009  
Blogger julio martínez mesanza said...

Llegará esa caja. Seguro, Jesús.

24 noviembre, 2009  
Blogger julio martínez mesanza said...

Tienen poco de misterioso, Olga.

24 noviembre, 2009  
Anonymous CB said...

No tan yermas las hojas, no, aunque al lado de esa perfecta luz... de todos modos, ve despacio y ten cuidado con las cajas, que se lo tragan a uno y son fatales para el lumbago.
“Par le petit garçon qui meurt près de sa mère / tandis que des enfants s’amusent au parterre..." lo cantaba Brassens. Seguro que está en youtube. No tenía ni idea de que fuera un poema de F.Jammes.
Otra cosita, si te sigue dando asco el libro de Paterson, que debería seguir dándotelo porque los miasmas madrileños son indestructibles, podías pasármelo que yo soy menos aprensiva. Es sólo una sugerencia.
Saluda de mi parte a la remota Suzanne en el baño, haremos que no nos hemos dado cuenta de que eres de los que agujerean las revistas de los aviones.
Y a propósito de aviones, buen viaje ya dentro de nada y que disfrutes de un plácido vuelo.

26 noviembre, 2009  
Blogger julio martínez mesanza said...

A mí me pasaba al revés, Crista. No sabía que Brassens hubiese musicado el poema de Jammes.
Creo que tendré que desinfectar un poco el libro de Paterson antes de pasártelo. Aun a los menos aprensivos les habría asustado esa acera.
¡Pobre lirio en el agua! El cuadro no le hace justicia, pero le he cogido cariño a ese recorte.

26 noviembre, 2009  

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