09 marzo 2010

de repente, tel aviv

Hoy, que el cielo no era azul. Hoy, que el mar era aún más gris que el cielo. El mar, que pude ver a mi derecha, al fondo y por un instante, entre dos filas de casas. Hoy, que no sé qué entusiasmo me hacía caminar más rápido aún que de costumbre. Hoy, que me llevaban vete a saber qué alas. Hoy me he dicho: te has enamorado de esta ciudad.

Etiquetas:

6 Comments:

Blogger juan said...

Muchas felicidades.

09 marzo, 2010  
Blogger julio martínez mesanza said...

Gracias, Juan.

10 marzo, 2010  
Blogger Alfredo Rodríguez said...

Me alegro muchísimo, Julio. Me alegro de que estés tan a gusto por aquellas lejanas tierras. Esperamos más poemas tuyos del Desierto. Abrazos helados desde Pamplona.

10 marzo, 2010  
Blogger julio martínez mesanza said...

Bueno, Alfredo, el desierto viene cuando quiere. No hay que ir a buscarlo.

10 marzo, 2010  
Blogger Christi said...

Pues será verdad que uno se enamora cuando menos se lo espera y de quien menos se lo espera... Hasta los mares y los cielos grises han sido susceptibles de provocarte pasión...

26 marzo, 2010  
Blogger julio martínez mesanza said...

Sí, Christi. Pero no cualquier cielo ni cualquier mar: los que vi desde Frishman aquella tarde.

26 marzo, 2010  

Publicar un comentario

<< Home