caja 1
Poesía. Cuaderno del verano 2005, las últimas notas de Leopoldo de Luis. Destiempo, de Gabriel Insausti. Rosal en la niebla, de Luis Ramoneda. Libros míos. Centinelas, de Jesús Beades. Libros de Amalia Bautista. Trances de Nuestra Señora, de María Victoria Atencia. Plaquettes y más plaquettes y libros y más libros. Sin miedo ni esperanza y Los mundos y los días, de Luis Alberto de Cuenca. Vivir al día, de Jaime García-Máiquez. Para lo que no existe, de Álvaro García. Antologías varias. Florecimiento del daño, de José Luis Martínez. Dentro del aire, de Juan Manuel Rodríguez Tobal. Amarte, de Santiago Gómez Valverde. Sombras pequeñas, de Ramón Simón. De alguna manera, de Pablo Moreno. Sol de noviembre, de Miguel d’Ors. Alguien de lava, de Fabio Morábito. Cantar de ciego, de Vicente Gallego. Desde otro tiempo, de Joaquín Moreno. Magia, de Rocío Arana. Una antología de Jan Twardowski. El príncipe rojo, de Almudena Guzmán. Los países nocturnos y Metales pesados, de Carlos Marzal. Una antología de Gastón Baquero. Un cuaderno de Juan Antonio González Iglesias. Otro mío. Días de reyes Magos, de Emilio Pascual. Musapol, de Ignacio Gómez de Liaño. La aventura del orden, de Miguel d’Ors. Al otro lado del espejo, de José María Álvarez. La fuente de Orfeo y La lengua de Dios, de Santiago Miralles. En penumbra, de José A. Millán Alba. Una cosa rara de Julio Cortázar. Revistas.
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3 Comments:
Lo que daría porque esa caja fuera mía...
¡Al fin! Y en qué buena compañía aparezco. Recuerdo que te leí poemas de lo que después sería Centinelas, en Colón, en Madrid, entre otros el recién escrito (recién: en el Ave, según iba) "Pensamientos en Puertollano". Y recuerdo tu generoso espaldarazo de ánimo, que siempre te agradeceré.
Yo también recuerdo ese día, Jesús. Fue más cerca de Cibeles que de Colón. Tu Puertollano y unas pintas de guinness.
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