de las trincheras
La inacción que todo lo pudre. La acción a sabiendas equivocada. El movimiento limitado, que renuncia a envolver; es decir, a hacerse con la ganancia completa, y se contenta con la cabeza de puente sin futuro, con la perforación, con la herida rápidamente restañada. El barro, que es la culpa; es decir, la lluvia regeneradora mezclada con la tierra que somos. La tierra de nadie, que ninguno puede cruzar con vida, porque está hecha de desesperanza y nada. Los cráteres, que son lo inverso de lo que fue, la uve invertida de la Verdad. Las alambradas, que son la corona de espinas, y la corona de espinas, que somos nosotros.
Etiquetas: guerra, las trincheras
10 Comments:
Puedo publicarlo en Hallali, Julio?
Extraordinario.
Naturalmente, Emilio, pero déjame retocarlo un poco.
Gracias, Francisco.
Impresionante.
Tengo en casa, incluso lo he encontrado (cosa prodigiosa después de la “obra” de hace un año), un ejemplar editado en el 70 (mil novecientos, claro) de la poco conocida y espléndida “Historia del Mundo en 500 palabras” del maestro Eugenio D’Ors. Después de leer tu conmovedor texto, es lo primero que me ha venido a la memoria. Tanto es así que me he puesto a contar tus palabras (con “Microsoft Word”, naturalmente). Ciento diez, exactamente. Quería proponerte otro título, pero mi capacidad de síntesis ni por asomo se acerca la tuya: “Antropología (de la filosófica), Moral (de la de verdad), Teología (de la encarnada y sufriente), Historia (de la que duele porque es real)… ¡en 110 palabras!”.
¡Demasiado largo para tan brillante ajuste con el tiempo! Así que, naturalmente, mejor el tuyo: “De las trincheras”, que son acequia de demasiadas lágrimas.
Gracias, Juan Manuel.
Pues me gusta mucho tu título, Antonio, y también esa "acequia de demasiadas lágrimas".
Gracias.Es tremendo.
Muchas gracias, Ana.
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