¿adónde estaban mis sentidos?
A CRISTO EN LA CRUZ
¡Oh vida de mi vida, Cristo santo!
¿adónde voy de tu hermosura huyendo?
¿Cómo es posible que tu rostro ofendo,
que me mira bañado en sangre y llanto?
A mí mismo me doy confuso espanto
de ver que me conozco y no me enmiendo;
ya el Ángel de mi guarda está diciendo
que me avergüence de ofenderte tanto.
Detén con esas manos mis perdidos
pasos, mi dulce amor; ¿mas de qué suerte
las pide quien las clava con las suyas?
¡Ay Dios!, ¿adónde estaban mis sentidos,
que las espaldas pude yo volverte,
mirando en una cruz por mí las tuyas?
(Lope de Vega, Rimas sacras)
¡Oh vida de mi vida, Cristo santo!
¿adónde voy de tu hermosura huyendo?
¿Cómo es posible que tu rostro ofendo,
que me mira bañado en sangre y llanto?
A mí mismo me doy confuso espanto
de ver que me conozco y no me enmiendo;
ya el Ángel de mi guarda está diciendo
que me avergüence de ofenderte tanto.
Detén con esas manos mis perdidos
pasos, mi dulce amor; ¿mas de qué suerte
las pide quien las clava con las suyas?
¡Ay Dios!, ¿adónde estaban mis sentidos,
que las espaldas pude yo volverte,
mirando en una cruz por mí las tuyas?
(Lope de Vega, Rimas sacras)
Etiquetas: lope, poesía española
8 Comments:
Y así dijo el Señor:"Vuelva la Vida
y que el Amor redima la condena!"
La gracia está en el fondo de la pena,
y la salud naciendo de la herida.
Ya está Julio con su Lope
"Espera, pues, y escucha mis cuidados;
¿pero cómo te digo que me esperes,
si estás, para esperar, los pies clavados?"
Dios espera a quien se da; rehúye a quien se llena:
"Lleno de mí, sitiado en mi epidermis,
por un dios inasible que me ahoga"
Entre Lope de Vega y Jorge Gorostiza, de un Dios clavado y un dios resbaladizo.
Sigue, Julio, con tu Lope...
Claro que seguiré, Boscán!
Creo que el yo del poema de Gorostiza se ahoga a sí mismo.
La comparación que establece Boscán es de lo más oportuna. Y las mayúsculas y minúsculas...
SONETO DEMASIADO CLÁSICO,
AL ESTAR CERCA LA SEMANA SANTA.
ESCRIBE DE VERAS.
Se acaba la Cuaresma, y no me entero.
Llegará como siempre el Viernes Santo
a derramar tu Gracia y, entre tanto,
perdido estoy por bosques que no quiero.
Pondrás, mi Redentor, tu cuerpo entero,
cual trapo sucio que se empapa en llanto
y yo pondré poemas como un manto
y encima creeré que soy sincero.
Los latigazos del romano altivo
sonarán muy lejanos, y yo, mientras,
haciendo versos y pensando en ventas.
Me esconderé de Ti mientras escribo,
mientras me buscas Tú, mientras me encuentras
en tu callada Cruz, en tu Amor vivo.
Enhorabuena, Juan Luis. Es un soneto espléndido. Hace mil años que no escribo uno. ¡A ver si la sana emulación me empuja a hacerlo!
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