22 septiembre 2008

heráclito

“La naturaleza ama esconderse.” (123 DK). Da igual que esa physis sea el mundo físico o la forma de ser que tienen las cosas, su carácter, su condición. Lo importante aquí es que a ese sea lo que fuere le gusta ocultarse (kryptesthai philei). ¿Lo consigue? ¿Logra ocultarse la naturaleza? A primera vista, no, porque, si realmente lo lograra, no sabríamos que le gusta esconderse. En realidad, no sabríamos nada de ella. Sólo sabríamos (o ni eso) que hay algo oculto que no conocemos, pero no que ese algo es (la) naturaleza. ¿Y si se refiere a una ocultación intermitente? Sería como decir que la naturaleza ama el juego. En ese caso, la naturaleza desvelaría al menos, y de forma manifiesta, una de sus posibles condiciones, la de hacerse evidente e indescifrable a un tiempo. ¿Y si se nos está señalando una dificultad, es decir, que la naturaleza sólo ofrece pistas falsas sobre su verdadero carácter, a la vez que se nos incita a hacer el esfuerzo de descubrirla? Esa lectura tal vez sea la más fácil y sólo tal vez la correcta. Alcanzar la verdadera sabiduría resulta imposible o extremadamente difícil, pero eso ya lo sabíamos antes de empezar. ¿En qué o detrás de qué se oculta la naturaleza? Si no es detrás de o en ella misma, ¿dónde y cómo? Le gusta esconderse, pero, aun escondida, se delata; si no, no sabríamos que está o ha estado escondida. Esa delación de sí misma ha de ser física, porque ¿tiene lo físico una forma de ocultarse que no sea a la vez física? La naturaleza se escondería, pues, detrás de la naturaleza; lo natural, en lo natural. Todo lo demás no supondría ocultarse, sino desaparecer. ¿Y cómo podremos asegurar que esos expedientes que utiliza la physis para esconderse son disfraces y veladuras, es decir, aspectos físicos engañosos o secundarios? El caso es que la veladura sería tan naturaleza como la naturaleza que se oculta. ¿Se nos está diciendo que una cosa es la apariencia sensible y otra los mecanismos internos de la naturaleza? No creo. Eso podíamos suponerlo también antes de empezar. ¿Esa naturaleza quiere ocultar su ser o manifestar con ello que la ocultación es su forma de ser? Y nosotros ¿qué papel desempeñamos en todo esto? ¿Amamos también la ocultación?


(Debemos a Proclo, que vivió casi mil años después de Heráclito, la supervivencia de este fragmento. Giorgio Colli tituló así, Physis kryptesthai philei-La natura ama nascondersi, el primero de sus libros).

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2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Heidegger entra en profundidad en esa sentencia de Heráclito. Quizá toda la reflexión heideggeriana no sea sino un ocuparse de esas palabras. Pero, ay, no tengo a mano la referencia. La busco.

22 septiembre, 2008  
Anonymous Anónimo said...

Así es, Anónimo. Y muchos otros también lo han hecho, y con brillantez. Este fragmento ofrece un campo ilimitado para la reflexión. Otra cosa es adónde pueda llegar cada uno. Yo, sin duda, no muy lejos.

22 septiembre, 2008  

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